La nueva infografía difundida por Fenin explica de manera resumida los dos grandes tipos de tratamientos o de terapias respiratorias que se están utilizando para combatir el coronavirus, tanto la ventilación mecánica, que puede ser de dos tipos, como la administración de oxígeno:
· Ventilación mecánica invasiva: se aplica en Unidades de vigilancia o de cuidados intensivos (UVI/UCI) y su función es reemplazar o asistir mecánicamente la ventilación pulmonar, cuando el paciente no respira de forma espontánea o no es eficaz. Se denomina así porque se aplica de forma invasiva, a través de un tubo situado en la tráquea del paciente, habitualmente, acompañada de la administración de sedantes.
· Ventilación mecánica no invasiva: puede aplicarse en UCRIs (Unidades de cuidados respiratorios intermedios), en planta hospitalaria o bien en el domicilio del paciente. Su función es asistir mecánicamente la ventilación pulmonar espontánea, cuando la ventilación del paciente no es eficaz, lo cual se realiza a través de una mascarilla o una pipeta bucal. Se trata por tanto de una ventilación no invasiva, ya que no requiere una intubación endotraqueal y, por lo tanto, no suele ir acompañado de la administración de sedantes. Además de para el COVID-19, este tipo de tratamiento puede utilizarse como tratamiento domiciliario en el caso de los pacientes crónicos con afecciones respiratorias.
· Oxígeno: el oxígeno puede ser administrado en múltiples lugares, desde una planta hospitalaria, hasta el domicilio del paciente o instituciones como las residencias geriátricas. Su función es proporcionar oxígeno en concentraciones mayores a las que se encuentran en el aire para garantizar las necesidades de oxígeno, cuando con la respiración normal no se logra este objetivo. Para ello, se emplean diversidad de fuentes de suministro: canalización de oxígeno hospitalario, depósito de oxígeno líquido, botella de oxígeno gaseoso o concentrador de oxígeno. Los sistemas de administración son las gafas nasales o las mascarillas tipo venturi o con reservorio.
En todos los casos, para conocer la eficacia del tratamiento, es preciso medir la cantidad de dióxido de carbono y de oxígeno, para lo cual se realiza una gasometría arterial (en el hospital) o una pulsioximetría y una capnografía (que puede realizarse tanto en el entorno hospitalario, como en el domiciliario).